Para adquirir el libro NADIE SIENTE CON MI PIEL de Sandra A. González Saavedra (click abajo)



Para adquirir el libro NADIE SIENTE CON MI PIEL de Sandra A. González Saavedra (click abajo)


Editorial Dunken - Librería on line

jueves, 10 de septiembre de 2009

Un tazón de realidad



Se encuentra delante de vos, entre tus manos, y está gritando de abandono en cada palabra; se esfuerza tanto por calmarse que habla como en un susurro, de manera tan íntima como de sexo a sexo.
Luego, sin que te des cuenta, se cose el silencio sobre el hundimiento de los párpados (es la única manera que conoce para callar el dolor) y es en ese preciso momento cuando empieza a encogerse y desaparecer hasta de sí misma y se aleja con la pena sangrante, aquella que no se borra por más que cierre sus páginas.

A ella le gustaba esa intensidad,la sensación de seguridad y nido de tu abrazo, esa impresión de romanticismo en estado puro, esa cosa de ternura de hombre que le dabas con cuenta gotas cuando te sentías inspirado.

Qué voz más débil le sale, ¿lo notás?
Aún quedan restos de aquel “te quiero” entre sus páginas y se da cuenta que quizás el mañana no consuele tanto como el recuerdo del ayer. (Y a él se aferra, pobrecita…) Sólo percibe un acertijo, y una muda pregunta que jamás se atreverá a formular se diluye en su garganta recorriendo el esófago hasta hacerse fuego ardiente en sus entrañas.


Yo por mi parte me pregunto si hubiese bastado con decir que... pero bah, olvidemos las cuestiones para no seguir acumulándolas.
Sí, tal vez es mejor vivir en una ciudad nevada de olvido, de recuerdos agazapados esperando el momento para marcharse de la memoria, para salir caminando por su propio pie y hacerse presentes en la tierra de lo que jamás debió ser dicho.

No, no puede ser tampoco así porque los días... o quizás porque los miedos... no, tan sólo es porque ayer llovió. (Y fue la más intensa y demoledora lluvia de la historia de sus vidas)


Qué voz más quebrada se le escapa, ¿te das cuenta?. Se que es por la sorpresa de las palabras crueles e inesperadas y las olvidadas ternezas que alguna vez hubo y ella creyó; o tal vez por las frases lagartijas que reptan hasta la garganta... o aquellas que no se acaban de decir nunca….


Y me confesó que no termina de creerse aquello de que, si persiste en sus deseos, todos los viernes tendrá como un deja-vú, pero bah, olvidalo, quizás sea mejor que ella vuelva a contar estrellas y sea feliz de a ratos cuando la luna llena le regale un par de días al mes, su luz plateada sobre el río!


Como sea… Te cuento que acabás de servirle un buen tazón de realidad.


2008 copyright © derechos Reservados

No hay comentarios: