Para adquirir el libro NADIE SIENTE CON MI PIEL de Sandra A. González Saavedra (click abajo)



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Editorial Dunken - Librería on line

jueves, 22 de octubre de 2009

Naufragando en las distancias




Pudimos haber nadado océanos, pero no lo hicimos. Era más sencillo dejar que todo transcurriera
Pudimos al menos haber tratado de materializar nuestros sueños, que no necesariamente tenían que ser compartidos, ni siquiera el mismo sueño… pero nos dejamos llevar por las manos del destino.

En algún momento se me ocurrió que nuestras coincidencias se entrelazaron por sí mismas, pero luego comprendí que uno es capaz de diseñar sobre la marcha el camino.
Pudimos haber suspirado al unísono mirando interminables puestas de sol frente al río. Pero fue más fácil ni siquiera intentarlo.

Somos seres capaces de concretar nuestros más locos proyectos, pero más capaces de dejarnos abrazar por la apatía.
Imaginar no es complicado, pero volar requiere esperanza y nadar océanos requiere osadía… En un comienzo el rumbo es incierto, no basta la razón, el discernimiento. Pero la capacidad humana de amar no tiene límites y todo lo sabe y todo la da y todo lo acepta, y es en ese juego maravilloso que se da entre la razón y el sentimiento donde el rumbo se torna cierto, donde encontramos el camino, donde hallamos refugio.

¿Qué habrá pasado? ¿Qué aconteció en ese tiempo? ¿Era tan grande el abismo? ¿Faltaba mucho camino por recorrer antes del último encuentro, o del primer encuentro? Son muchas preguntas, lógicas o no… creo que no importa. Están allí; es lo que cuenta.


Pudi
mos muchas cosas. No lo hicimos.

No reclamamos nuestra metamorfosis, no luchamos por ella. Cada uno lo intentó solo cuando en realidad podíamos transformarnos juntos. Estábamos preparados para emprender un camino de cambios, no libre de batallas, pero sí plagado de consuelo mutuo.


Nadie garantizó que fuera fácil, y requiere de sus propios nutrientes para poder “ser”. Pero nos ganó la apatía… o tal vez la comodidad que confiere el lugar seguro en que cada quien está ubicado, claro, debería aclarar, “cobardemente” ubicado.


Pudimos haber nadado océanos, volado a galaxias cercanas o lejanas. No lo hicimos.
Nos quedamos en cambio, naufragando en las distancias…

2009 copyright © derechos Reservados



domingo, 18 de octubre de 2009

Una vez más...

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Es sal, y viento, y espuma marina…
Es campo yermo y eterna sombra…
Es sepulcro y vacío,
Y es soledad: tan mía y tan sola
Y estas ganas terribles de llorar…

miércoles, 14 de octubre de 2009

Me llevaron mis pies...



Pienso que las manías que acumulamos día a día nos pintan de cuerpo entero. El paso del tiempo resuena como pisadas y aumenta el cansancio de mis gestos. Pero he optado por descoser la pena y tristeza de mi voz. No quería que mi ropero estuviese lleno de caretas, así que abrí una bolsa de basura y comencé a llenarla de sentimientos amortajados que congelaban mi alma. Quería sentirme libre, como vos, y cortar las amarras para poder por fin; hacerme a la vida.

Me asusté un momento, pero ya no tengo miedo. Ahora puedo formar nuevos conceptos aunque la materia gris de mi cerebro se esté secando porque bebí de más, o abusé de las pastillas, me despellejé las manos, codos y rodillas, entré en el baño equivocado y le sonreí al hombre que me miraba desconcertado.

Ya ves, el paso de los golpes me desdibuja por dentro, pero siempre podés perdonarte a vos misma y las venas de las sienes aún permanecen sujetas con elásticos. Son invisibilidades que se repiten cada cierto tiempo. Antes teníamos ojeras de leche y cuando se cayeron, vinieron las permanentes e intensas producidas por el insomnio y el estrés que en el trayecto nos vamos encontrando. Quizás por eso hoy me sentía fea o porque había perdido mi corazón y tuve que pintarlo en un papel.

Para no pensar en ello me entretuve viendo de nuevo tus videos y, en ese centelleo de música y pogos frenéticos, comencé a escribir mentalmente un texto tan largo que tuve que recitar con rapidez para no olvidarlo antes de llegar a la compu y pudieras entenderme, porque lo mío parece a veces que son escritos de ruidos y heladeras. Sé que a muchos les falta el punto de sazón porque suelo ser exagerada a la hora de escribir si bien creo que, al final, todo reside en media docena de palabras. El resto no dice nada o quizás demasiado…

Pero, resumiendo; había un arrastrar de sentimientos y pisadas y, caminando, me llevaron mis pies hasta tus palabras…


2009 copyright © derechos Reservados

martes, 13 de octubre de 2009

Quizás...




Siempre hay esperanzas sujetas con pinzas, el polen en el aire, la locura y la lucidez; el color que tienen los árboles en esta época del año, desodorantes de ambiente, las plazas, los gorriones y las esperas para que el semáforo se ponga en verde.


El torbellino de ideas, la vorágine de sentimientos que no encuentran su cauce y esta loca manera de sumar dos más dos y encontrar que jamás el resultado es cuatro.


La falta de espacio a veces me tiene vagando por la noche entre calles y, a lo mejor es lo preferible (quizás son terapia de muchas cosas)
Si te digo que las palabras ya no me dan miedo (al menos ahora mismo no), que voy sin darme cuenta del tiempo, o si te confieso que a veces extraño los avioncitos de miga de pan que se han perdido por el camino (qué le puedo hacer).


Sí, quizás estoy sudando la gota gorda porque los días parecen un ovillo y voy sumando noches, restando sueños o porque no quiero llegar, sólo caminar… Con tantos años vividos sigo perdida, con eyaculaciones precoces de proyectos y delirios que arrastran todas las cosas buenas; sigo pensando que mi manera de ver el mundo y la gente pueda ser tan sólo un arrítmico vaivén de hamaca y que, en caso de ceguera profunda, me choque y caiga de bruces en contra de la realidad.


Pero hoy, aunque la realidad circundante sea de insomnio, miedo, angustia o de aquellos instintos contraproducentes, te digo que podés hacerle el amor a tu amiga Duda, que yo me voy de fiesta con mi adorable Espera. Porque aunque tal vez en el tiempo me consuma y sea humo sobre humo, hoy sigo aquí; porque el horizonte me inquieta casi tanto como el mar embravecido. Porque menos es más o quizás tan sólo, como dice Serrat, porque hoy puede ser un gran día!!!


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