Para adquirir el libro NADIE SIENTE CON MI PIEL de Sandra A. González Saavedra (click abajo)



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Editorial Dunken - Librería on line

martes, 13 de septiembre de 2011

Sensaciones


Tiene este amor algo de irrealidad, quizás porque en él se conjugan sueños y fantasías.

Un viaje de ida a ningún lugar, o a todos los lugares…

Un encuentro, un roce, una mirada.

Lo simple y lo complejo ensamblados en una relación sin tiempo ni tiempos…

Un mismo temblor en distinta piel.

El sudor, la risa, el miedo…

La agonía y la calma.

Dos vidas. La tuya y la mía.

¿Nuestras?

¡¿Quién sabe….?! La implicación del adjetivo posesivo me asusta. O quizás me irrite…

No creo en las posesiones. Me fastidian.

Las posesiones atan, aún las materiales.

¿Cómo habría entonces de poseer algo tan inmaterial como una vida?

Corrijo pues, y afirmo: Dos vidas. Pero que en algún punto del camino se encuentran y amalgaman. Se fusionan sin perder su intrínseca identidad, y descubren que juntas son más fuertes. Se sienten casi invulnerables, y es ahí donde todo comienza, como este texto….en la sensación de irrealidad en la que están envueltas.

Y es en la atemporalidad de esa irrealidad donde todo cobra sentido, o según como se mire, donde todo lo pierde…

Me gusta perder el sentido de las cosas a veces. Dejarme llevar por los vientos de las ilusiones y la música de los sueños. Ahí todo es posible. Hasta este amor tuyo y mío, y, ¿quién sabe?; quizás algún día, alguien lo llame “nuestro”.

2011 copyright © derechos Reservados

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Reencontrándome


En algún punto del camino de la vida me perdí de mi misma; casi sin darme cuenta, que es como siempre suceden estas cosas… Pero quiso el destino, si es que acaso existe, que lo notara a tiempo y así empezara a transitar el camino de mi propio encuentro.

Había olvidado cómo sonaba mi música interior, cómo bailaba loco mi corazón cuando algo lo sorprendía…

Había perdido el regocijo de la risa porque sí, y el brillo de la mirada asombrada.

No tenía idea de a dónde habían ido a parar mis arranques de rebeldía justiciera, mis ilusiones de cambiar al mundo con un pequeño aporte cada día, mi loca impulsividad que otrora me llevara tan lejos…

Ya no me escuchaba porque en realidad no tenía nada que decir. Mi piel estaba tan seca y agrietada como mi espíritu, y todo en mí era chatura y monotonía.

Pero de a poco, que es como también siempre suceden estas cosas, fui rompiendo de adentro hacia afuera la dura corteza en que me había arropado a lo largo de… ¿cuánto tiempo? ¿Cómo se mide el encierro del alma? ¿Se cuentan los años, los días, las horas…?

¿O se cuentan lágrimas, tristezas y soledades?

Lo ignoro… pero como el brote obstinado del árbol perenne que emerge triunfante a la luz del sol aún bajo la nieve más densa, así fui saliendo de mi enquistamiento.

Fue un largo proceso. Penoso, durísimo… Fue avanzar un paso y retroceder dos…

¡Pero la perseverancia se impone triunfante cuando se la abraza!

Y un día cualquiera y sin previo aviso, me encontré a mi misma en la paz y serenidad del aire frío de una noche de luna.

Lo supe de inmediato porque escuché mi música interior y bailó loco mi corazón. El brillo de mi mirada me fue devuelto por el más bello de los espejos, la mirada clara de mis dos tesoros, mis hijos amados. Y escuché mi risa sin ningún motivo, y sentí la fuerza de mis ilusiones y todo el empuje de la rebelión!

Y supe por esto que estaba de vuelta, que a mi Yo perdido lo había encontrado.

Que el largo proceso y el duro camino valieron la pena.

Hoy tan sólo espero que este reencuentro dure para siempre.

No quiero dolerme. No quiero olvidarme. No quiero perderme…

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lunes, 5 de septiembre de 2011

Palabritas para Sofía


Te miro y te amo…

Y te amo no alcanza

Cuando veo tus ojitos de cielo

Que a mi corazón traen calma.

Tus manitas se agitan,

Tus piernitas danzan

Y tu carita toda se ilumina

Cuando papá o mamá te levantan.

Mientras mis brazos te acunan,

Vos, risas y gorgoritos, tornás todo de colores

Con tu luz y tu calor;

Y el sol se hace chiquito y tibio

Cuando irradiás tu alegría y tu amor.

El alma se me encoge como pasita de uva

Y un nudo muy apretado no me deja respirar

Cuando un puchero curva tu boquita roja

Y lagrimitas gordotas oscurecen tu mirar.

Que el dolor no roce tu vida,

Que la tristeza no opaque tu luz,

Que la injusticia del mundo no impida a tus alas volar lejos

Y nada acalle tu risa mi pequeño duende, capullito de algodón.

Sofía chiquita

Sofía ilusión

Sofía estás dentro de mi corazón.


2011 copyright © derechos Reservados