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Editorial Dunken - Librería on line

miércoles, 4 de agosto de 2010

Abrazame fuerte





Abrazame fuerte.

Haceme un abrigo con tus brazos largos, con tus manos sabias, con tu cuerpo firme.

No me dejes huérfana de nido, de calor humano y del sentimiento de saberse vivo.
Consolá a mis pechos que se secan mustios, que gimen y lloran por haber perdido la ilusión más bella…

Contale a mi alma tus ternuras nuevas que tanto la calman.

Decile a mis ojos que es cierto el camino que trazan los tuyos cuando me enamoran.

Abrazame fuerte.


No me dejes sola en esta noche fría, vacío mi vientre del hijo soñado…
No me dejes yerma, marchita, doliente…

No me dejes sombra, perdida, errabunda…

No me dejes noche ni me dejes lluvia…
No me dejes muerta.


2010 copyright © derechos Reservados

lunes, 2 de agosto de 2010

La llaman "La Loca"


El frío en la calle y en los huesos.

Las manos moradas.

La piel del rostro agrietada.

Cada surco profundo que recorre su cara cuenta una historia de hambre de hogar, de amor y cobijo.

Cada hebra de plata que asoma bajo el viejo gorro de lana, habla de soledad y de ausencias.

La llaman “la Loca” y nadie la mira a los ojos. Como si formara parte del paisaje urbano, pasan a su lado sin notarla…

Ella habla sola. A veces bajito, como con miedo a ser escuchada.

Otras vocifera y grita sus verdades a los cuatro vientos.

Aún así la ignoran…

Ella está siempre en aquella esquina…cuando el sol de enero abraza la tierra o cuando el crudo invierno congela el agua en los charcos que dejó la lluvia.

Amontona bolsas, cajas y cajitas que creen vacías. Nadie sabe que contienen sueños y fantasías…

Alguna patota cada tanto pasa y entre carcajadas y bravuconadas, aplasta las cajas, patea las bolsas y deja más sola a la pobre “Loca” que ya nadie mira…que todos ignoran…

A veces los gorriones le hacen compañía, y si está de suerte, algún perro viejo se echa a su lado y calienta un poco su cuerpo cansado.

Otras es un niño que con su inocencia, la mira curioso, y cuando la “Loca” le devuelve a cambio algo parecido a una sonrisa, le ofrece una galletita que su hambre devora.

Las noches de lluvia, de viento y de truenos, las pasa de pie.

Hablando en susurros recorre a pasitos los pocos metros que se aleja de sus bolsas, cajas y cajitas… cuando amanece se envuelve en cartones y vencida por el frío, el hambre y el cansancio viejo como el tiempo, se duerme ovillada en el mismo umbral que es cuarto y cocina, que es sala y solar desde hace tanto tiempo ya, que nadie la nota… que nadie la ve…

La llaman “la Loca”.

Yo la llamo ¡MUJER!


2010 copyright © derechos Reservados