Cuando sentís que el corazón te late tan fuerte que hasta lo percibís en la punta de tus dedos, en la raíz de tu cabello…
Cuando el aire se hace tan denso que parece no poder llegar a tus pulmones…
Cuando la garganta se estrecha y la boca se seca…
Cuando el vacío en tu interior es tan inmenso que de tan grande deja de ser vacío para ocupar todo tu ser…
Ansias. Mas no podés determinar de qué.
Angustia. Pero que en vez de doler te satisface.
Cuando los sentimientos que ayer te completaban hoy no tienen sentido.
Cuando la búsqueda nunca llega a buen puerto.
Cuando en vez de ver amanecer sólo ves ponerse el sol…
Cuando cada canción que te sonaba dulce, ahora te humedece los ojos y no lográs entender el porqué.
Cuando lo único que deseás hacer es irte muy lejos, pero hasta ese lejos se ve demasiado cerca.
Cuando no querés dormir porque le temés a tus propios sueños que generalmente acaban siendo pesadillas…
Cuando todo eso junto acontece y no encontrás respuestas, y la palabra amiga no te llega, y el consejo sincero tampoco logra satisfacer tu necesidad de paz, entonces sólo resta ponerse en movimiento.
Salir al mundo, enfrentar los cambios, abrir la mente y alma a todo lo bueno que la vida tiene para quienes saben tomarlo.
Yacer plácidamente sobre el pasto, contemplar el cielo, sentir la brisa que refresca tu cuerpo, mirar a esa pareja de ancianos que aunque trabajosamente, aún caminan tomados de la mano. Compartir una charla, un mate, un abrazo.
Buscar refugio en esa mirada que tanto nos conoce, aspirar el aroma de la piel amada...
Acariciar un perro, besar a quien queremos, irse de paseo prendida en el ala de una golondrina. Escuchar el viento entre los árboles. Estremecerse con el rayo y el trueno.
Caminar por un sendero tranquilo. Gozar de la música que evoca momentos gratos. Dormir al sol. Despertar enamorado...
El olor del café por las mañanas, el baño caliente al sentirnos agotados.
Cuando reparamos en todas estas pequeñas cosas y logramos aceptar que con ellas la vida es maravillosa es el momento en el que los otros “cuando” comienzan a desdibujarse, a dejar de ser importantes y prioritarios para ubicarse en su justo lugar: el de momentos que deben ser superados.
Así lo veo, así lo siento y lo interpreto. Mi razón lo grita, mi corazón se niega a escucharlo.
Es una ardua batalla entre el intelecto y los sentimientos, pero comprendo que vale la pena pelearla y tal vez, sólo tal vez; logre por fin ver sólo amaneceres!!!
2010 copyright © derechos Reservados
No hay comentarios:
Publicar un comentario