Caminar sin rumbo por las calles de la desolación.
Mariposas sin alas que cruzan el viento gris de la desesperación.
El sol del otoño oculto por las nubes del desengaño y la brutal conciencia de la vejez impía acelerando años y decapitando las flores de las fantasías.
Recorrer el tiempo del quizás para estrellarse de frente contra la certidumbre del final.
Desenlazar muerte y enterrar sueños.
Simular vivir… cuando se está muriendo.
Abrazarse ferozmente al intento, para comprobar en cambio que es inútil ir en contra del viento.
Las tempestades del alma se enredan en los dedos del amor que quiere ser y no puede.
Inútil es pedirle al mar que mengüe su majestuosidad, tanto como pedirle a un corazón que ame y se desboque en alocado galope cuando sólo lo mueve la débil fuerza de la voluntad…
Amordazar las ansias, anudar muy apretados los deseos, sofocar el aliento que clama por gritar y gemir ante el placer efímero del sexo y contar una a una las campanadas implacables del tiempo que dicen que no es hora, que él recién está llegando…cuando vos ya estás volviendo…
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2 comentarios:
LAS IDAS Y VENIDAS DE UN MAR,
QUE NO PUEDE CALMAR SU MAJESTUOSIDAD...
SOLO EL SABE CUANDO SERÁ SU TIEMPO
DEL NO TIEMPO
GRACIAS SAN,
ABRAZO,
LAU!
"...la vida es un perpetuo desencuentro..." escribió Sabato, cuanta razón tiene.
Valeria.
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