¡El día está maravilloso hoy! La lluvia de ayer, las nubes de hoy, los pocos
rayos de sol buscando las rendijas del cielo, el maíz nuevo y verde creciendo
con ímpetu, el aire nítido. Hace calor, sí, mucho pero de todos modos las
primeras horas del día invitan a frenar el auto al costado de la ruta bajo
algún arbolito amigo, e improvisar un
desayuno ahí mismo.
Mates, medialunas o bizcochitos, los pies sobre el pasto apenas fresco, un poquito de viento que remueva el pelo y despeje la cara, esta luminosidad rara de la mañana que empieza, el horizonte tan lejos que la vista se distiende. Y quedarme ahí sentada, sintiendo el aroma particular de la tierra el día después de una lluvia intensa, acostada boca arriba con el campo en la espalda y las nubes en los ojos hasta que el sol me obligue moverme.
Mates, medialunas o bizcochitos, los pies sobre el pasto apenas fresco, un poquito de viento que remueva el pelo y despeje la cara, esta luminosidad rara de la mañana que empieza, el horizonte tan lejos que la vista se distiende. Y quedarme ahí sentada, sintiendo el aroma particular de la tierra el día después de una lluvia intensa, acostada boca arriba con el campo en la espalda y las nubes en los ojos hasta que el sol me obligue moverme.
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