En
este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de un
amor y la compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas
palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis
muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de
cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la
más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría
comer papas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté
tranquila. También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu
crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar.
Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría
para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar de
menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido
a mi lado. No dejar de sorprenderme de nada. Seguir llorando cada vez
que algo lo merezca pero no quejarme de ninguna tontería. Y que el día
en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la
pena que yo anduviera por aquí. Sólo quiero eso.
Hugo Puchuri
Hugo Puchuri
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