Es muy temprano en la mañana. Para ser exacta,
justo cuando la mañana empieza. A través del parabrisas del auto el horizonte
se divisa casi completo. En el cielo apenas clareado, lejos, allá abajo, hacia
el este, un puñado de nubes raídas. Entre los harapos aparece, lento pero
constante el sol que los tiñe, los llena de colores y parece empujarlos. Surge,
minuto a minuto, ese círculo levemente anaranjado en medio de un desparramo de
rulos colorinches.
Acá en la
ruta, esta mañana, el sol salió al mundo
con peluca de payaso y nos regaló un circo en la madrugada!
2 comentarios:
Este circo es muy hermoso, como este prosa que nos recuerda la simpleza de la felicidad.
Es qué justamente ahí radica la felicidad, en la simpleza, en lo que nos encontramos cada día a nuestro paso y a veces no sabemos ver...
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