Para adquirir el libro NADIE SIENTE CON MI PIEL de Sandra A. González Saavedra (click abajo)



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Editorial Dunken - Librería on line

martes, 20 de octubre de 2015

LOCURA

–A través de la experiencia de su larga reclusión, ¿piensa que hubo alguna evolución en las técnicas psiquiátricas? (…) ¿Es una desmesura imaginar en este lugar a un psiquiatra que ve en los ojos de su paciente la luz sin mácula y a la par desgarrada de la poesía?
–¿Ver la luz celeste de la poesía en la oscuridad perversa de un infierno…? Sólo Dios, o los ángeles podrían hacerlo. Me cuesta hablar de la realidad del hospital en forma tan directa, particular. No se olvide de que para la sociedad sigo siendo un loco, un incapaz de buenos juicios. Que debo, al menos en lo formal, aceptar el orden que se me impone, por injusto que sea. Es que no tengo defensas. Ya no existo para el mundo exterior; soy –aunque yo sé bien lo que en realidad soy– un poquito más de esa basura que se aparta para que no hiera con su hedor. Eso sí, por lo que yo puedo testimoniar en carne viva, diría que la psiquiatría vigente no merece ser tratada ni analizada como ciencia. No han ido más allá del castigo indiscriminado, del electroshock o la receta de pastillas. En cuanto a saber del espíritu, nada, nada. ¿Pero acaso podríamos pedirle a la psiquiatría de hoy que entienda lo que es un poseso en la filosofía de Platón? Aun así debemos tener compasión por las ciegas criaturas que nos dañan. Y paciencia: paciencia del amor y del llanto…
-¿Qué hace aquí? ¿Por qué sigue aquí? ¿Han leído los médicos su poesía? ¿Hay algo más certero que la poesía para conocer la verdad profunda de un hombre?
–Usted cree demasiado en la poesía, le espera una vida difícil. Yo también creo, pero desde la resignación. El misterio de la poesía nos saca de la influencia de la carne y nos permite esperar la noche divina. Soy un poeta que ya no busca las palabras, sino el verbo; pero para los médicos y los jueces, para su cruel simpleza, sigo siendo un enfermo mental. Sin embargo, para mí, la sociedad en su conjunto está trastornada. Gran parte de la gente padece de problemas mentales, en especial los psiquiatras, los gobernantes, los hombres del poder. ¿Es que alguien sabe lo que es el alma, lo que es el intelecto? ¿Es que alguien ama a su prójimo como a sí mismo? Los que ven a un preso, ¿miran al preso? Los que vienen al hospicio, ¿miran al loco?



*Fragmento de un diálogo que tuvo lugar en 1968, en el Hospital Borda, donde Jacobo Fijman se hallaba internado desde la década de 1940; publicado en la revista Crisis, Nº 11, marzo de 1974.
"Hay que amar con valor, para salvarse. Sin luna, sin nostalgia, sin pretextos.
Hay que despilfarrar en una noche  -que puede ser mil y una- el universo, sin augurios, sin planes, sin temblores, sin convenios, sin votos, con olvido, desnudos cuerpo y alma, disponibles para ser otro y otra a ras de sueño."


- A ras de sueño, Mario Benedetti
"Aquellas imágenes le habían entrado por los ojos como la instantánea percepción de la felicidad absoluta y sin condiciones. Se las llevaría consigo para siempre. Porque es así como te fastidia la vida. Te atrapa cuando todavía tienes el alma adormecida y siembra en su interior una imagen, o un olor, o un sonido que después ya nunca puedes sacarte de encima. Y aquello era la felicidad. 
Lo descubres después, cuando ya es demasiado tarde. Y ya eres, para siempre, un exiliado: a miles de kilómetros de aquella imagen, de aquel sonido, de aquel olor. A la deriva."


-Tiendas de cristal / Alessandro Barico